De acuerdo con los resultados obtenidos por Valverde e Hidalgo (1979) mediante el estudio realizado sobre 104 lobos muertos en España, un 26% tenían menos de un año, un 10% entre uno y dos, y un 32% entre tres y cinco años de edad es del 85,5% (es decir, cada 100 lobos que nacen sólo 14,5 alcanzan los cinco años).
Entre los cachorros se da una tasa de mortandad relativamente alta y parecer relacionada con la disponibilidad de alimento. En un estudio realizado en Norteamérica (Mech et al 1998) en un año de escasos recursos tróficos a los seis meses sólo habían sobrevivido una media de 0,7 cachorros por camada, cuatro años después, con abundancia de presas las manadas tenían de media 5,3 cachorros de seis meses.
Una vez superado el primer invierno, la tasa de supervivencia aumenta sensiblemente. Son individuos subadultos, no han alcanzado la madurez sexual y permanecen en el grupo en el que nacieron. La experiencia adquirida, el conocimiento del territorio de campeo y el amparo de la manada, deben ser las causas de la menor mortandad.
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ETOLOGIA
El lobo es un superdepredador que ocupa, en su hábitat natural y sin competencia del hombre, la parte superior de la pirámide nutricional. Esto significa que se trata de un depredador que carece de competencia externa para la regulación de su población, y que su crecimiento está sólo limitado por:
- La disponibilidad de alimento suficiente en su territorio (los lobos pueden recorrer en itinerancia hasta cien kilómetros diarios).
- Las enfermedades que puedan diezmar su población
Cuando tiene lugar la aparición del hombre —también un superdepredador— la situación cambia, porque:
- El hombre considera al lobo un peligro para sí mismo
- El lobo y el hombre compiten en la caza de otros animales situados en una posición inferior dentro de la pirámide nutricional (jabalíes, corzos, cabras montesas, conejos).
- En situaciones de carencia alimentaria el lobo amplía los límites de su territorio natural de caza en busca de alimento, llegando a atacar ocasionalmente a rebaños de ovejas o cabras.
El lobo es además un animal social, que vive fuertemente vinculado a un grupo —manada—, que es la base de la estructura social. Dentro de esta manada los comportamientos están fuertemente reglamentados en base a una jerarquía estricta.
El lobo tiene una camada (en raras ocasiones dos) anualmente, de entre tres a ocho cachorros. La loba amamanta a sus cachorros mientras que el macho le alimenta a ella cazando y regurgitando la comida que ha ingerido durante la caza. La lactancia dura alrededor de un mes.
Los lobeznos (cachorros de edad inferior a tres meses) son alimentados indistintamente por cualquier miembro de la manada.
Al cumplir los tres meses los lobeznos pasan a llamarse lobatos. Al cabo de un año tienen ya la morfología de adulto. Al cabo de un año y medio dejan de ser lobatos para pasar a ser lobos.
El lobo, al igual que el hombre, es un ser eminentemente social. Un alto porcentaje de su comportamiento está determinado por sus relaciones con otros miembros de su especie con los que forma manadas con el fin de obtener ventajas frente al medio de cara a la propia supervivencia.
Se puede decir que la unidad fundamental es la manada aunque, como hemos visto, se dan casos de individuos aislados en busca de otros individuos aislados con los que formar una nueva manada o, menos frecuentemente, de otra manada en al que integrarse.
El aprendizaje del comportamiento social del lobo comienza desde el momento de su nacimiento. Dentro de su propia camada se establecen pronto roles de comportamiento bien definidos en los que unos individuos prevalecen sobre otros por su carácter o su potencia física. Este inicio resulta crucial para el posterior desarrollo de los individuos porque determina inequívocamente el orden por el que se puede acceder al alimento.
Ya desde los juegos de los lobeznos se puede apreciar cómo unos dirigen, organizan o reprenden a aquellos de sus hermanos que tienen un estátus inferior al suyo. Los individuos más apocados o más débiles pueden quedar relegados del resto e incluso ser repudiados por la propia madre si su debilidad es manifiesta.
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Ambos sexos cuentan con su propia jerarquía. Los individuos que ocupan la posición más alta dentro de ésta se denominan individuos "Alfa", los siguientes "Beta", y así sucesivamente. Los que ocupan la posición más baja se conocen como "Omega". Dentro de la dinámica de la jerarquía se presentan situaciones en las que un individuo reta a otro de posición superior por razones alimentarias o reproductivas (ya que la jerarquía gobierna también estos aspectos de la vida del lobo).
Según algunos estudios (Rodríguez de la Fuente) existe una fuerte tendencia a la monogamia en las parejas de lobos. De hecho, dentro de la doble jerarquía de los lobos (la masculina y la femenina), la pareja reproductora de la manada es la dominante, es decir, el macho alfa y la hembra alfa. Los demás adultos y subadultos de la manada no se reproducirán a no ser que pasen a ocupar el puesto de dominante o que abandonen la manada para formar otra independiente.
La principal actividad de la manada, la caza que le proporciona alimentos, se hace en grupo. Durante las cacerías el trabajo está perfectamente distribuido. El lobo es un animal en el que la resistencia prima sobre la potencia. Por esta razón la táctica de caza consiste en agotar a la presa, persiguiéndola hasta que su captura se hace posible.
El control y la disciplina en la manada es fundamental para que esta caza en equipo tenga éxito. Cuando despliegan un ataque sobre una presa, los lobos no aúllan ni ladran, pero sí gruñen y llegan a castañetear los dientes. Por el contrario, los perros suelen ser extremadamente ruidosos, lo cual ha servido a veces para poder determinar la identidad de los depredadores que han llegado a atacar rebaños domésticos (Grande del Brío, Castaño, Gallego).
En el momento en que una manada se hace demasiado numerosa para que el territorio que ocupa pueda sostenerla, se produce de forma natural una disgregación de la misma. Uno o más individuos se separan de ella para formar su propia manada, la cual deberá encontrar un territorio propio que le proporcione las oportunidades de caza necesarias para su subsistencia.
Se dan también casos en los que individuos solitarios, no integrados o expulsados de alguna manada, vagan por las montañas, e incluso por campos de cultivo, en busca de su sustento y de otros congéneres que estén dispuestos a crear una nueva manada.
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MORFOLOGIA
Canis lupus signatuses el nombre científico del lobo ibérico, la subespecie de Canis lupus que habita nuestra península fue descrita por Ángel Cabrera en 1907. De los cuatro grupos en que por su pelaje se agrupan las 32 subespecies de lobos, pertenece al de los lobos pardos.
En efecto, en su colorido dominan los tonos marrones, aunque existen ejemplares más oscuros y otros más rojizos, estos últimos distribuidos en el pasado principalmente en la zona sur del río Duero. Los individuos jóvenes presentan generalmente tonalidades grisáceas muy apagadas durante el invierno, mientras que en el verano tienen un característico color marrón oscuro.
Las características principales que diferencian el pelaje del lobo ibérico del del lobo europeo son las siguientes:
- Manchas blancas en los belfos, llamadas "bigoteras",
- Líneas verticales negras o muy oscuras que recorren el frente de sus patas delanteras,
- Marca oscura a lo largo de su cola,
- Mancha oscura alrededor de la cruz, llamada "silla de montar".
Estas marcas son las que le han valido a la subespecie el nombre de signatus, que significa "signado", es decir, con señales o marcas.
ALIMENTACION
El lobo es un carnívoro depredador. La mayor parte de su dieta está compuesta por presas cazadas, aunque ocasionalmente puede competir con aves carroñeras por los restos de animales que han muerto de forma natural o por accidente, así como por restos provenientes de vertederos cercanos a núcleos de población humana. También es conocido el hábito, en determinadas estaciones, de consumir alimentos de origen vegetal, tales como frutos silvestres.
Sus presas naturales son grandes hervíboros y otros mamíferos de menor porte, como zorros, perros,conejos y liebres. También en ocasiones cazan jabalíes solitarios o atacan al ganado doméstico.
Todo el sistema digestivo del lobo está adaptado para procesar materia animal: agarrarla, desgarrarla, digerirla y eliminarla. En el extremo delantero de este sistema es fácil apreciar las especializaciones de los dientes delanteros para una vida carnívora, como ya hemos descrito al hablar de su morfología .
El tamaño de las piezas que un lobo traga enteras es impresionante. El movimiento de su lengua probablemente ayuda sustancialmente al animal a tragar esos trozos. La saliva del lobo seguramente tiene poca carga enzimática (la de la saliva del perro es nula), por lo que quizás sirva más como lubricante extendido por la lengua que como digestivo. La lengua también les sirve para limpiar los huesos de sus presas y para lamer sangre caída sobre la nieve o el suelo.
Si se suman los porcentajes de herbívoros, ovejas, conejos y otros carnívoros el resultado es que un 75% de la dieta del lobo entra en conflicto con intereses humanos. En una época en la que la población humana era reducida y existían aún grandes espacios abiertos, libres de la injerencia del hombre, el territorio y los recursos que sostiene eran suficientes para que ambas especies pudieran subsistir con ocasionales encuentros entre ellas. En la situación actual, en la que el hombre pretende acaparar virtualmente todos los recursos como propios, la presencia del lobo resulta insostenible, salvo en los reducidos enclaves donde el desarrollo no ha llegado todavía (es decir, donde se mantiene el equilibrio natural ancestral).
En la Península Ibérica abundan los cérvidos salvajes y otras especies silvestres que sirven de alimento al lobo, a diferencia de las que desaparecieron en época glaciar y las que han sido reducidas a la domesticidad, como el caballo, la cabra o la vaca. Sin embargo, la existencia de estos cérvidos en libertad no basta para la supervivencia del lobo en la mayor parte del territorio, por lo que éste recurre a otras fuentes de alimento, en gran medida provenientes de la cabaña ganadera.
Si el corzo es la pieza preferida por el lobo, no debemos olvidar el papel que juegan en su dieta los roedores y los lagomorfos (conejos y liebres), que varía mucho según las zonas. También otros cánidos, como perros y zorros, pueden formar parte de la dieta de un lobo ibérico, así como tejones o incluso jabalíes, si la manada tiene la suerte de encontrarlos solos.
El lobo también aprovecha la carroña como complemento de su dieta. Este comportamiento, no tan acusado en el pasado, está aumentando en los últimos años por las políticas de algunas Administraciones regionales de abandonar en cebaderos los restos de animales domésticos muertos, lo que, además de alterar la función trófica del lobo convirtiéndolo de depredador en necrófago, también hace aumentar la querencia del lobo por el ganado vivo.
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ETNOLOGIA La historia del lobo no se entendería sin la relación que ha mantenido este cánido desde tiempos ancestrales con su gran competidor, el hombre.Desde el comienzo hemos vivido en compañía de lobos, siempre han estado disputando el terreno con nosotros, siempre han competido a nuestro lado por los últimos reductos de la caza. Al principio se libró una tremenda lucha entre ambas especies, una pelea que tenía más que ver con la hegemonía que con la propia supervivencia. Esta lucha se prorrogó desde los oscuros milenios de la prehistoria hasta un pasado relativamente reciente.
Nos tendríamos que remontar al Paleolítico para entender la evolución de esta mala relación. Los dos eran sociales, vivían en grupos y podían cazar para subsistir gracias al trabajo en equipo. Pero las cosas se complicaron a partir del Neolítico, cuando el hombre decidió transformar sus costumbres para poder subsistir, convirtiéndose en agricultor y pastor. La mentalidad del hombre cambió radicalmente y también su comportamiento, surgiendo un sentimiento injustificado de propietario de la naturaleza y sus bienes.
El naturalista Gastón Phebus en su «Historia de las Especies» (siglo XIV) mantenía que no era necesario describir la forma exterior de los lobos ya que todo el mundo la conocía, quizá la frase se podría pronunciar también hoy, prácticamente hay lobos en casi todos los zoológicos y casi todo el mundo ha visitado uno, aunque eso sí, son muy pocos los que lo han visto en el monte.
Existen pocos animales más odiados que el lobo. Nuestra tradición de origen judeocristiano, alojada en nuestro inconsciente colectivo es rica en alusiones a la supuesta perversidad y agresividad del lobo. Antropormofismos bíblicos han contribuido a que se haya considerado al lobo como una "criatura de las tinieblas", incluso vinculada al demonio. Otras culturas más compenetradas con el medio natural, menos ignorantes que la cristiana, (capaz de mantener a las personas en la ignorancia y el miedo) han visto en el lobo un símbolo de la sociabilidad, la eficacia y la inteligencia. Mitos y leyendas conferían al lobo gran importancia, los egipcios lo consideran un protegido de la diosa Osiris, ya que ésta había tomado la forma de este animal y en los jeroglíficos es símbolo del valor. Entre los griegos lo asocian con Marte como depredador y guerrero pero a su vez también lo unen a Apolo, que era hijo de las tinieblas y la luz. El bosque que rodeaba el templo dedicado en Atenas a ese Dios se llamaba «Lukaion» o sea «dominio de lobos», en él impartía lecciones Aristóteles y de ahí proviene la palabra «Liceo». Leto, amante de Zeus, se transforma en loba para amamantar a Apolo y a Artemisa. La loba capitolina de los mitos de Rómulo y Remo o el de Gárgoris y Habis presentan situaciones similares, en las que cachorros humanos son amamantados por lobas, el lobo anima las fiestas lupercales de la Roma antigua. Los indios norteamericanos ven en el lobo un honorable competidor, al que respetan y admiran. Las grandes familias turcas y mongolas consideraban al lobo azul como su antepasado
Un depredador como el lobo, único capaz de hacernos frente en la naturaleza que nos rodea, y que actúa de forma organizada y efectiva, despierta en el hombre los ancestrales miedos a ser cazado. Sin embargo en la milenaria pugna entre lobo y hombre, las agresiones del lobo frente a las nuestras son infinitamente menores. La prueba es la actual situación de su especie.
Los lobos están en la cultura rural, en los nombres de montes, ríos y pueblos y hasta en la forma de colocar los tejados incluyendo las llamadas “tejas de lobo”, que emitían un sonido especial con los vientos helados y anticipaban la posible llegada de una jauría.
Todas estas actitudes y prejuicios, propios de las mentes ignorantes y supersticiosas de la Edad Media, deberían ser arrojadas de nuestras mentes gracias al conocimiento de la especie.
¿Sabías que cada año se matan ilegalmente en España más de 500 lobos?
Infórmate de la atroz persecución ilegal a que es sometido el lobo en nuestro país. Cientos de lobos son muertos ilegalmente cada año, sin que se produzcan arrestos ni condenas a los responsables. El negocio de caza ilegal del lobo mueve millones de euros cada año.
¿Sabías que todos los años se subastan lobos en Castilla y León para matarlos?
"Llegara un día en que los hombres como yo, verán el asesinato de un animal como ahora ven el de un hombre". Leonardo da Vinci
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En la Península Ibérica existían tres tipos de trampas loberas
- Callejos, chorcos u hoyas (fojos en Portugal y algunas zonas de Galicia). Consistían en dos muros de piedra de varios centenares de metros de longitud, separados entre sí una distancia variable por uno de sus extremos; por el otro convergín sin llegar a juntarse, dejando un angosto espacio que desembocaba en un foso de forma más o menos cuadrada, a veces circular, y de una profundidad que podía oscilar entre los tres o cuatro metros. Los muros estaban atravesados por portillas para el tráfico de carros por el monte; estas portillas se atrancaban durante las batidas mediante troncos. En la parte superior, los muros estaban rematados con lajas dispuestas en forma de visera hacia el interior. El lobo se veía pues forzado a correr hasta precipitarse al foso.
- Cortellos. Consistían en recintos de forma circular o elipsoidal levantados con piedras colocadas sin argamasa y rematados por grandes lastras salientes hacia el interior, donde sobre un mogote era colocada una cabra u oveja como cebo, aportada por turno por los vecinos del pueblo. Como por la parte exterior la altura del muro era escasa en muchos puntos, el lobo podía fácilmente saltar dentro, quedando atrapado sin posiblidad de salir. Con frecuencia, el lobo no devoraba el cebo, concentrándose y dedicando sus esfuerzos a tratar de salir de la trampa.
- Cousos. Consistían en simples hoyos practicados en el suelo y cubiertos con ramajes; por lo general, ubicados en cruces de caminos recorridos por los lobos. En algún caso, tenían una estaca clavada en el suelo, con la finalidad de que el lobo, al caer, quedara ensartado en ella.
Cada año la Junta de Castilla y León autoriza la subasta de tres o cuatro lobos para que sean muertos por el cazador que haga la mayor oferta. Este hecho no tiene ningún precedente en los países desarrollados. más información más informacion