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  Aquila adalberti 27-06-2024 21:24 (UTC)
   
 
Archivo:Aguila imperial iberica.jpgArchivo:Aquila adalberti distr.PNG

El águila imperial ibérica (Aquila adalberti) es una especie de águila propia del Paleártico pero cuya distribución se restringe al extremo occidental de la cuenca del Mediterráneo.[1] Hasta no hace mucho se le consideraba una subespecie del águila imperial (Aquila heliaca), pero los estudios de ADN de ambas aves demostraron que estaban lo suficientemente separadas como para constituir cada una, una especie válida. El águila imperial ibérica es un ave muy amenazada, y en la actualidad se estima una población de entre 350 y 400 individuos.[2] [3] [4]

Contenido

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 Descripción

El plumaje es pardo muy oscuro en todo el cuerpo, excepto en los hombros y la parte alta de las alas, de color blanco. La nuca es ligeramente más pálida que otras partes del cuerpo, y la cola más oscura, sin bandas claras o líneas blancas como en el águila imperial oriental. En el caso de los individuos subadultos, éstos son pardo-rojizos, sin diferencias de coloración, y no desarrollan el plumaje de los individuos maduros hasta los 5 años de edad, al mismo tiempo que la madurez sexual. El tamaño medio de los adultos es de entre 78 y 83 cm de altura,[5] y 2,8 kg, si bien las hembras, más grandes que los machos, pueden llegar a los 3,5 kg. La envergadura alar varía entre los 1,8 y 2,1 m.[6]

Viven unos 20 años de media, habiéndose documentado ejemplares de 27 años en el medio natural y de 41 en cautividad.[5]

 Hábitat

Sus territorios abarcan una gran cantidad de hábitats, desde pinares en las zonas de montaña a sistemas dunares y marismas en zonas de costa. Sus mayores densidades se alcanzan en terrenos llanos o con relieves suaves, con formaciones arbóreas de importancia, aunque no dominantes (dehesas) y con buenas poblaciones de conejo.[2]

Históricamente la persecución de esta especie hizo que las parejas supervivientes fueran las que se refugiaron en zonas de difícil acceso y relieve abrupto, generalmente en zonas de montaña. Su recuperación ha llevado a que las nuevas parejas, y también algunas antiguas vayan ocupando espacios de llanura y penillanura.[2]

Dentro del territorio del águila, de su zona de campeo, se pueden distinguir tres zonas: la zona de nidificación; la zona de alimentación cercana, el cazadero más habitual que es defendido por la pareja para su uso exclusivo; y la zona de alimentación lejana que se usa de manera más ocasional, su uso es compartido con otras parejas y otras rapaces, y se usa más fuera de la época de cría.[2]

Los jovenes, al emanciparse, se dispersan por zonas cercanas o alejadas de donde nacieron, en busca de nuevos territorios de caza y reproducción.[4]

 Comportamiento

Al contrario que el águila imperial oriental de Eurasia y África oriental, la especie ibérica no emigra. Cada pareja defiende su zona de caza y reproducción (unas 2.000 hectáreas) durante todo el año.

Alimentación

El grueso de su alimentación lo constituyen los conejos, que cazan en solitario o en pareja. También depreda sobre liebres, palomas, cuervos y otras aves, y en menor medida zorros y pequeños roedores, y pueden alimentarse ocasionalmente de carroña.

 Reproducción

El águila imperial ibérica es monógama. La época de celo se da de marzo a julio, durante el cual las águilas reacondicionan uno de los nidos que han usado durante años rotando de uno a otro. Estos nidos están situados en la copa de árboles como alcornoques o pinos. En las zonas de repoblación forestal se han habituado a nidificar sobre eucaliptos, a pesar de ser ésta una especie alóctona.[cita requerida] Nidifican tanto en ramas altas como bajas.

La puesta típica consta de 4 a 5 huevos de 130 gramos de peso que se incuban durante 43 días. Es común el que se desarrollen hasta tres polluelos, aunque esta tendencia ha disminuido en los últimos años debido al uso de pesticidas, que aumentan el número de huevos infértiles.[cita requerida] Si el año es malo y hay poca comida, el pollo mayor la acapara y es el único que sobrevive; no obstante, se puede decir que el águila imperial ibérica no practica el cainismo. Cuando necesitan ir en busca de comida, los padres cubren los huevos o polluelos con hojas y ramas para evitar que sean descubiertos por los depredadores,[cita requerida] algo que a veces no es suficiente, terminando con alguno de los pollos capturado por un águila real o, en el caso de los nidos bajos, incluso un zorro u otro carnívoro de tamaño medio.[cita requerida]

Los jóvenes abandonan el nido entre 65 y 78 días después de nacer, pero continúan viviendo en las inmediaciones y siendo alimentados por los padres durante 4 meses. Pasado este tiempo, se independizan y emprenden una vida nómada. Cuando alcanzan la madurez sexual suelen visitar los límites de los territorios de parejas sedentarias a la búsqueda de algún individuo de sexo contrario "soltero" o "viudo". Los jóvenes nómadas son frecuentemente atacados por las parejas de adultos en cuyos territorios se han adentrado.[cita requerida]

 Estado de conservación

Águila imperial en cautividad

En España se han censado 194 parejas reproductoras (2004)[7] y recientemente dos parejas han recolonizado Portugal.[3] Los contingentes de la especie han mantenido una tendencia de crecimiento positiva desde 1974, fecha del primer censo, hasta la actualidad[7] . Parte de este cambio al alza en el número de individuos podría estar ligado a un mayor esfuerzo de prospección durante la última década[3] .

BirdLife International, siguiendo los criterios UICN 2001 para las listas rojas, la clasifica como Vulnerable (VU)[8] , lo que supone un descenso de categoría desde la última revisión, que la consideraba como En Peligro (EN)[2] . Este cambio de estatus se ha visto propiciado por los resultados obtenidos en modelizaciones que apuntan a una estabilización de las diferentes subpoblaciones en los próximos años[8] . A pesar de esta tendencia poblacional positiva, se trata de una especie con un número de individuos muy reducido y cuya supervivencia esta ligada a actuaciones de conservación intensivas[3] [7] .

Entre las principales causas de amenaza destacan la mortalidad por venenos, electrocución y persecución humana directa, la escasez de conejo Oryctolagus cuniculus -su principal presa-, deterioro y fragmentación del hábitat, contaminación y enfermedades.[2]

Todavía a comienzos del siglo XX, el águila imperial ibérica era un animal muy abundante en gran parte de su zona de distribución, pero en las últimas décadas su número ha descendido en picado. La población de Marruecos se considera extinta.[3]

Desde 1991 se observa una acusada desproporción de sexos en la población del entorno de Doñana, donde un 70 % de los pollos nacidos son machos. En 2005, el CSIC puso en marcha un plan para intentar aumentar el número de hembras y resolver este problema.[9]

Aunque todavía sigue en peligro, la atención del gobierno español ha conseguido que a pesar de todos los impedimentos, la población de este símbolo de la fauna ibérica se haya duplicado desde principios de años 90. En la actualidad existe un plan de recuperación de las especie a nivel nacional y algunas de las comunidades autónomas que albergan al ave también han desarrollado sus propios planes de conservación.

 
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